De Mallorca al mundo

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De Mallorca al mundo

El impacto de Alberta Giménez después de 90 años de su muerte

PUBLICADO EN EL MUNDO /El Día de Baleares, el 21 de diciembre de 2013

XISKYA VALLADARES / Palma. Mallorca nunca pensó que una sencilla hija la llevara tan lejos. Quién le iba a decir, hace ya dos siglos, que sus sobrasadas, su peculiar acento y sus costumbres llegarían a implantarse hasta África y América. Y sin embargo, después de 90 años de su muerte, el 21 de diciembre, la obra de Alberta Giménez sigue viva y creciendo en miles de gentes.

Desde “sa roqueta” hasta ocho países de tres continentes. Desde un viejo colegio hasta 33 centros educativos y sociales. De 30 alumnas internas y 20 externas hasta 49.833 alumnos. De 5 religiosas hasta 274 Hermanas y 2.448 seglares comprometidos con la educación. Esta es la evolución actual de sus orígenes, el legado de Alberta Giménez al mundo.

Actualmente, en Mallorca, su huella permanece viva en 4.169 alumnos, 437 personal educativo y 51 religiosas. Sus centros están presentes en Palma, Establiments, Inca y Manacor. El primer colegio fundado en América fue el de León, en 1951; y la primera misión en África fue la de Kafakumba, en el Congo, en 1974. Su objetivo en todas partes es el mismo: cambiar el mundo por medio de la educación y la transmisión de valores cristianos.

“La herencia que nos dejó la Madre ha sido y será decisiva para todos nosotros. Ella nos ha dejado un legado espiritual y pedagógico profundo, equilibrado, armonioso y lleno de paz”, afirma para EL MUNDO Socorro Cabeza, superiora general de las Hermanas en el presente. Según ella, la más importante aportación de Alberta Giménez al mundo de la educación fue el actual CESAG: “Alberta Giménez no solo fue una maestra de increíble prestigio y de enormes valores, sino que, a su vez, fue maestra de maestras, formadora de las que serían las maestras de Baleares de su época. Fue una acción multiplicadora a través de la Escuela de Magisterio, actual Centro de Enseñanza Superior de Mallorca (CESAG).”

Y ciertamente el actual CESAG, que lleva su nombre, es el centro con mayor influencia y reconocimientos de todo el legado de Alberta. Un dato curioso: “De manera espontánea, llegaron a solicitar para ella al Ministro de Educación la medalla de Alfonso XII al mérito civil y se la concedieron sin intervención alguna por parte de ella misma o de las religiosas”, asegura Cabeza.

Pere Fullana, uno de los destacados historiadores de la isla, explica que hay tres rasgos relevantes en Alberta Giménez: Uno, que supo convertir en institución religiosa aquella semilla del Real Colegio de la Pureza. Dos, que impregnó de su estilo y pedagogía las primeras generaciones de maestras de Baleares con sus 40 años como rectora. Tres, la suya es la única institución religiosa que se dedica en Mallorca a la educación superior.  Hay como una docena de congregaciones mallorquinas. Pero se dedican básicamente a la educación primaria y social. De hecho, hasta 1920 era también la única que se dedicaba a la educación secundaria de mujeres en Mallorca. Han sido congregaciones de fuera las que, más tarde, también han atendido la secundaria, pero ninguna a la enseñanza superior.

Fullana aclara a EL MUNDO que hasta 1912 la única Escuela de Maestras de Baleares existente fue la de Alberta Giménez. Ella tuvo que sacarse las oposiciones en Barcelona para poder ser la rectora de la misma. Y cuando ese año las religiosas perdieron la escuela, todavía quedaron en ella dando clases algunas religiosas que tenían oposiciones ganadas. En 1948, cuando la ley vuelve a permitirles fundar escuelas superiores, ellas fundan una Escuela Normal femenina, a la vez que los Hermanos de La Salle hacen lo mismo con la masculina, en Pont d’Inca. Sin embargo, la masculina se cierra en los primeros años 60, mientras que la femenina llega hasta nuestros días como el actual CESAG.

La propuesta educativa en sus centros es en todos la misma: “La promoción de la niñez y juventud de todas las clases sociales según el estilo concreto de Alberta Giménez”. Pero quizás lo que todos siempre recuerdan y destacan de ese estilo propio es su capacidad de crear ambientes de familia en todos sus centros. Seguramente porque ella fue madre biológica, supo trasladar a toda su obra esta nota peculiar que todavía hoy se percibe cuando alguien entra en una casa suya.

Grupos juveniles que han surgido después, como iniciativa de los propios alumnos, demuestran que esta es la característica destacada. “Foc”, una iniciativa de un grupo de alumnas de Barcelona, extendido rápidamente a todos los demás centros, celebra desde sus inicios unos campamentos de veranos llamados “llares” en los que durante 15 días comparten, ríen, reflexionan, trabajan, rezan, en perfecto ambiente familiar.

Juanma Fernández, ex alumno del colegio de Granada y ex miembro de Foc, actual periodista de Onda Cero, lo recuerda así: “Foc para mí fue toda una vivencia, como persona me ha marcado mi vida, los mejores momentos fueron los ‘llares’ y retiros, aprendí a escuchar en el silencio.”

“Deja Huella”, surgido desde el colegio de Bogotá, también extendido a la mayoría de los centros, es la más reciente iniciativa juvenil, principalmente universitaria. Nace como respuesta a las situaciones de crisis económica de los últimos años. Se dedican a campos de trabajo y misiones de evangelización en los que comparten su espíritu de familia no sólo entre ellos, sino con los más necesitados.

Carolina Torres, ex alumna y profesora del colegio Madre Alberta, participó este verano en el campo de trabajo de Deja Huella en Mallorca: «Por la mañana acompañábamos a los ancianos del centro de día de Algaida, por la tarde les preparábamos un ‘ scrap book’ para darles el último día, también embaldosamos y forramos de piedra una caseta de herramientas que había en la casa que nos dejó la diócesis. Lo mejor fue el sentimiento de fraternidad que vivimos entre todos.»

Y el Movimiento Familia Albertiana es la última creación en este sentido. Representa a todos los amigos de la Pureza, intercambian experiencia, formación y actividades que ayudan a dar respuestas, desde la fe, a los problemas e interrogantes actuales de sus miembros.

La que posiblemente sea la más antigua de las ex alumnas, Catalina Pujol, con 80 años, se emociona y vibra cuando le preguntan por sus años en La Pureza: “Fueron los años más felices de mi vida. Ahí me enseñaron que siendo constante y esforzándome podía llegar a donde me propusiera». Se graduó de maestra en Alberta Giménez y se propuso crear un colegio en Muro, con el nombre Inmaculada Concepción, al que se dedicó 40 años. De la fase escolar explica que le daban mucha importancia a la familia, mucho valor al sacrificio por los demás, y que, según ella, eran muy exigentes y la preparación y formación recibida fue tan excelente que le ha servido toda su vida.

Esta es la huella de la hija ilustre de Pollença y Palma Alberta Giménez, una insigne balear. Las Religiosas de Pureza de María invitan a todos a la celebración de su 90 aniversario en la Casa Madre de la Congregación: Calle de la Pureza, n.12, en Palma.

Su Biografía

Alberta Giménez fue una mallorquina excepcional nacida el 6 de agosto de 1837. Casada a los 23 años con su profesor, Francisco Civera. Con cuatro hijos. Viuda y tres hijos muertos con tan sólo 32 años. Y después, monja.

Acepta asumir la responsabilidad del Real Colegio de la Pureza de Palma y se traslada a él el 23 de abril de 1870. Dos años más tarde, funda con cinco maestras la primera Comunidad de Religiosas de la Pureza de María. Dieciocho años más tarde (1892) obtiene la aprobación diocesana y nueve años después (1901) el derecho pontificio para la Congregación y es nombrada Superiora General de la misma. Después de 46 años de gobierno (1916), renuncia a su cargo. Muere el 21 de diciembre de 1922, con 85 años.

Puede descargar el PDF del reportaje publicado en El Mundo aquí

1 Comment
  • Edgar Aparicio
    Posted at 14:50h, 21 diciembre Responder

    Soy egresado del Colegio Pureza de María de Panamá y me siento orgulloso y a la vez contento por todas las enseñanzas y vivencias durante mi educación en este colegio.
    Teniendo presente el sentido de unión familiar y compromiso con las demás personas.

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