Entrevista para EFE

Entrevista vía Hangout para EWTN (Roma-Mallorca).

Mónica Serrano Gutiérrez, una periodista que trabaja para la Agencia EFE me escribió en el mes de agosto para solicitarme una entrevista. Ésta fue la primera de todas las que vendrían después. Por eso, la transcribo tal cual.

Si puede, coménteme su edad y dónde nació.

Nací en León, Nicaragua, el 28 de febrero de 1969. Mi padre es médico cardiólogo y mi madre abogado y notario. Llevo desde 1988 formándome y trabajando en Europa, sobre todo en España.

¿Cuándo empezó a interesarse por las redes sociales? ¿Fue algo ligado a su profesión o más a nivel usuario o personal?

Siempre me ha interesado la tecnología y la informática, pero no me gustaban las redes sociales. Las veía como una forma de perder el tiempo y algo que fomentaba demasiado el chismorreo. Fue a raíz de la JMJ de Madrid 2011 que descubrí su utilidad. Tuve la suerte de escribir «El diario de una peregrina» (una crónica de la JMJ) y hacer video diario para El Mundo en Orbyt. Y al tuitear todo lo que estábamos viviendo, descubrí con sorpresa el gran poder de las redes sociales, concretamente de Twitter. Aunque ya me había creado una cuenta en 2009; no la había vuelto a usar hasta que empezó el movimiento 15M para informarme en directo de los derroteros del movimiento.

¿En qué redes sociales está usted presente? ¿Cuál es su favorita para cada «función» o finalidad?

Estoy en Twitter, que es mi favorita, y también, aunque con menos actividad, estoy en Facebook, Google Plus, Flickr, YouTube y Linkedin. Creo que cada red social es útil para una finalidad distinta. Facebook la uso desde 2006. Hasta hace poco era mi red social familiar, solo admitía en ella a familiares y amigos del mundo real. Ahora ya admito a usuarios de Twitter con los que he tenido más diálogo. Últimamente, he conectado Facebook con Twitter, de manera que sólo escribo en Twitter y se publica automáticamente en Facebook. Linkedin es la red meramente profesional. Google Plus sería como una mezcla entre Facebook y Twitter,  gracias a los círculos que permiten publicar mensajes para grupos o para público desde la misma cuenta. Un tiempo también la conecté con Twitter, pero por el sistema de los círculos no me convenció. En Flickr comparto mis fotografías (que son bastantes) y en YouTube los pocos videos que he hecho.

¿Qué tal es su acceso a internet y a las redes sociales ahora que se encuentra en Nicaragua? ¿Cuál es la labor que está desarrollando allí?

En Nicaragua la conexión no es tan fácil, depende de los puntos en que me encuentre. En las ciudades sí funciona bien internet, pero en el campo sólo he tenido a través del 3G del móvil (con una sim nicaragüense). Por eso me he conectado poco. Mi viaje es principalmente de visita a mi familia, pero también he dado varios cursos de Evangelización 2.0, uno organizado vía Twitter, otros con mis Hermanas de Congregación y otros por conocidos de la Universidad del os jesuitas. También me han invitado a un congreso diocesano de comunicaciones en el que participarán periodistas y sacerdotes (será el 18 de agosto). Por otra parte he aprovechado para tocar y recordar la realidad de mi país, algo que siempre me hace bien para vivir la encarnación en el mundo real y no sólo a través del virtual. Tocar la pobreza y la belleza de este pueblo no deja indiferente el corazón.

He leído que es usuaria de el servicio Orbyt del diario El Mundo. ¿Cual es su opinión con respecto a ala situación actual y el futuro del periodismo en internet y en las redes sociales? ¿Cuál cree que será el destino del formato papel?

El periodismo en general está pasando por unos momentos de crisis. No sólo como usuaria de Orbyt sino como colaboradora de El Mundo, veo que el futuro del papel es precario. Seguramente nunca dejará de existir del todo para un público selecto de elite. Pero el proceso de digitalización es ya imparable. Dirijo la revista de mi Congregación y ya hemos comenzado también a disminuir las tiradas en papel y potenciar su versión online. El problema es que la financiación en internet no es fácil porque la publicidad también está cambiando sus formas. Actualmente tiene más poder una recomendación de un producto de un usuario en Twitter que un banner publicitario del mismo producto en un website. El periodismo debe reinventarse y creo que Orbyt va por buen camino. El futuro está en internet, en la intercatividad, en la inmediatez y en la profesionalidad (que incluye también la ética), en definitiva en un periodismo digital y de calidad.

¿Cuáles son los principales peligros o riesgos que, a su juicio, corren los usuarios de las redes sociales como consumidores de información?  Y ¿como informadores?

El principal peligro es creerse las noticias de particulares sin contrastar las fuentes. Hay muchos ejemplos de esto. En la red hay que saber a quién se puede creer y a quien es mejor ignorar. Mucha gente con afán desmesurado de protagonismo inventan mensajes que llegan a circular por millones de manos. No todos los usuarios son de fiar, ni todos saben comunicar. Siempre será necesario el periodista profesional y la empresa periodística que respalde la veracidad del mensaje. Aunque hay excepciones y existen usuarios y blogers que por su propia cuenta informan con el mismo rigor y veracidad que un profesional y saben, además, comunicar. Pero son una minoría frente a los millones de usuarios de internet.

¿Cuál es la relación que usted establece entre el ámbito religioso y las redes sociales?

Las redes sociales son una herramienta más para transmitir el mensaje de Cristo. No se trata de hacer proselitismo, pero sí de ofrecer a todos la oportunidad de conocerlo. El mensaje de Cristo se propone, no se impone, como dijo Juan Pablo II. Yo empecé en Twitter más como periodista, de hecho, nadie sabía que era religiosa. Pero en cuanto Aurelio Fernández y Antonio Maeso, dos grandes periodistas de El Mundo y amigos míos, lo dijeron en su timeline y yo lo confirmé, fue increíble la cantidad de gente que empezó a seguirme. Al principio más por curiosidad, puesto que no creían que realmente fuera monja, luego ya por la novedad. Esto sucedió pocos meses antes de la JMJ. Después me di cuenta de que la gente valoraba más mi presencia en la red por religiosa que por periodista. He descubierto que muchos, a veces sin ser muy conscientes, buscan un mensaje que les ayude espiritualmente y dé sentido a sus vidas.

¿Qué puede contarme de la Evangelización 2.0, de la evangelización en internet y de iMision 2.0?

iMision surgió de forma espontánea en un diálogo tuitero del que participábamos el Hermano Daniel Pajuelo (marianista) y yo. Comentábamos la necesidad de unir esfuerzos y crear una comunidad de conocimientos y experiencias que fuera un apoyo en la tarea de la Evangelización 2.0 a la que el Papa Benedicto XVI nos ha invitado varias veces en sus mensajes de la Jornada Mundial de las Comunicaciones. Vimos que urge aúnar fuerzas en la misión de llevar a Cristo de manera cercana y real al sexto continente, el del mundo digital. A veces nosotros mismos hemos hecho el mensaje cristiano como algo distante de la realidad de la gente, sin embargo, no hay nada más cercano a las vivencias y sentimientos de los corazones humanos; nada más vigente y actual como el Evangelio. Queremos que esto sea cada vez más una realidad. Estamos creando ya un grupo dinamizador, pensamos dedicar este año a la sensibilización y terminar esta primera etapa con un Congreso nacional de tuiteros católicos. Y este camino estamos abiertos a las sorpresas que el Espíritu Santo nos vaya dando.

¿Qué seguimiento encuentra entre los cristianos en las redes sociales? ¿Hay muchos religiosos que sean usuarios de redes sociales? ¿Qué evolución ha tenido esta presencia últimamente?

La verdad es que me siguen personas de todo tipo, creyentes y ateos; y los diálogos con todos son muy enriquecedores para mí. Pero la mayoría son seglares. Encuentro muy pocos religiosos, más de fuera de España. Creo que la Iglesia en Latinoamérica nos lleva mucha ventaja en este terreno. Sin embargo, poco a poco la presencia de sacerdotes y religiosos en España va en aumento. De ahí que pensamos en la urgencia de iMision 2.0 Creo que muchas veces la Iglesia española no ha sabido aprovechar el potencial enorme de las redes sociales. Necesitamos cambiar de mentalidad y, aunque despacio, se va haciendo. No podemos entrar a la red en plan conquistador, sino en plan de compartir, de aprender, no sólo de dar sino también de recibir. También los religiosos necesitamos aprender, a veces nos perdemos incluso un aprendizaje muy molesto de quienes son nuestros perseguidores. Y también las experiencias y sufrimientos de nuestros hermanos nos enseñan a vivir la encarnación de un modo más realista y más humilde.-

¿Cómo fue su experiencia en Twitter durante la JMJ 2012?

Fue una de las mejores experiencias que he vivido. Era la primera vez que vivía una JMJ como periodista, además de como religiosa. Y fue muy enriquecedor en todos los sentidos, a nivel profesional, a nivel espiritual y también a nivel comunitario. Fue una forma de confirmar que la fe es necesario vivirla en comunidad y que la combinación de periodista y religioso es una fórmula muy potente para vivirla.

¿Qué opina del tratamiento que reciben temas de actualidad como el aborto en las redes sociales?

Lamentablemente, me he encontrado con que la libertad característica de la red no es aún tan real como aparenta. Los abortistas tienen libertad de expresión sin problemas, pero mi experiencia es que no siempre nos respetan a quienes defendemos la vida. Vivimos en una sociedad en la que todo vale, sin embargo la vida va perdiendo su valor y he encontrado mucha dificultad cuando he querido dar argumentos y defender el derecho a la vida que tienen los no nacidos. He recibido insultos, amenazas y verdadera persecución. Es el precio de la libertad en la red social. No es fácil al principio, pero a la larga es también un aprendizaje interesante.

 

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