¿Qué eres cuando nadie te observa?

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Foto: Erlend Aas/Scanpix/Reuters/Archivo

XISKYA VALLADARES/ The Objective

13.02.2015 – En un solo día el mundo vive situaciones tan variadas, tan contradictorias y tan diversas que parece increíble que todos vivamos en el mismo planeta. Mientras en Siria mueren 390 personas por bombardeos en los 10 últimos días, en Estados Unidos Barack Obama solicita autorización al Congreso para declarar la guerra al Estado Islámico y actuar militarmente en Siria e Irak. Y en Francia, el Parlamento Europeo busca medidas para luchar contra el yihadismo. Al tiempo que en Italia mueren 300 inmigrantes que intentaban llegar a sus costas. Y en Brasil la mayoría de los barrios pobres se quedan sin agua por una sequía en Sao Paulo.

Todo esto se vive a la vez que en Corea del Sur, Samsung admite que algunos televisores “Smart TV”, que traen el sistema de control a través de la voz, son capaces de grabar lo que los usuarios dicen en su presencia, subirlo en un servidor y compartirlo con otras empresas. Y en Noruega celebran el Ice Music Festival con recitales en los que los artistas utilizan instrumentos de hielo. ¿Más contrastes? ¿Más variedad? Las hay y de todo tipo. Muchas más. Esto es solo una pequeña muestra.

Hay quien dice que “somos lo que hacemos, no lo que pensamos ni lo que sentimos”. Es posible que ante mucha gente esto sea así. Pero ¿la acción de matar te hace un asesino? No siempre; imagina que matas en defensa propia. ¿El hecho de dar dinero a alguien que lo necesita te convierte en una persona buena? No siempre; imagina que ese dinero es robado. Así que no estoy de acuerdo con esa afirmación. Creo que nos define aquello que somos cuando nadie nos observa. Es difícil que aquello que pensamos y sentimos no se deje traslucir en lo que hacemos, pero no podemos valorar nuestros hechos de forma aislada. El ser humano es mucho más complejo. Y la historia, aunque relate los hechos, debe también analizar mil matices que hay detrás.

No pretendo que el mundo sea uniforme, sería absurdo, aburrido y de ciencia ficción. Aunque se hable de fuerzas del Nuevo Orden Mundial que intentan hacerlo. La diversidad, los contrastes, son importantes. Esto es fácil observarlo en las relaciones humanas. Por ejemplo, en la amistad: “La verdadera amistad es aquella que aún siendo diferentes, amamos las diferencias. Aún siendo defectivos, nos aceptamos perfectibles” (José Luis Cunha)

Que en Noruega estén viviendo un festival con instrumentos musicales de hielo, mientras en Siria mueran 390 personas por bombardeos en una semana, habla de que nuestro mundo es cuando menos desigual y probablemente muy injusto. Pero ¿nos percibimos en un todo como una gran familia humana? ¿O somos más como parcelas inconexas? Nos guste o no, lo percibamos o no, esté mejor o peor explicado, el efecto mariposa es una realidad. «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo» (proverbio chino), «el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo», o «el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo». Para el bien o para el mal.

En definitiva, cada uno de nosotros es constructor de la intrahistoria de este mundo. Todo lo que hacemos repercute para bien o para mal en algún lugar del planeta. Los dolores y las alegrías que propinamos no son ajenos a toda la humanidad. No podemos desentendernos de qué mundo estamos construyendo. Si hay regiones que sufren la falta de agua mientras yo la tengo en abundancia, soy responsable aunque no gobierne. No podemos vivir indiferentes ante los acontecimientos de este mundo. Podemos cambiar por lo menos nuestro entorno. Pero quién sabe si, además, por ese “efecto mariposa”, lleguemos a cambiar mucho más allá. Es la intrahistoria la que realmente construye la gran historia que juntos estamos viviendo. La gran pregunta es: ¿Qué eres cuando nadie te observa? Porque eso es lo que de verdad eres.

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