Encarnación en la era digital

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Testimonio personal de Xiskya Valladares para la revista IVICON de la CONFER dirigida a consagrados

Arriesgarse es perder el equilibrio momentáneamente. No arriesgarse es perderse a uno mismo”, decía Sören Kierkegaard. Y me arriesgué. Sabemos que seguir a Jesús supone arriesgarse una y otra vez cada día. Los primeros discípulos dejaron constancia de ello.

No siempre se cansan los pies, pero sí las muñecas y los dedos; los ojos no se ciegan por el polvo, pero se desgastan mucho por las pantallas; los asaltantes se llaman “trolls”; y los que te escuchan, seguidores. La voz sale más por las manos que por la garganta y escuchas más por los ojos. Pero el mundo emocional y espiritual no ha cambiado: te plantean dudas, reflexionas junto a muchos, debates, te piden oraciones, muchos en su ateísmo te confiesan también su gran deseo de Dios, te llaman dichosa por tu fe, te insultan por pensar diferente, y también te amenazan y te persiguen. Te agotan, te animan, te exigen, esperan mucho de ti, te piden presencia y palabras. Y son jóvenes, gente corriente, también personajes importantes, da igual. Es evangelizar en la era digital.

Entré al mundo de la tecnología hace muchos años, no soy nativa digital, pero podría decir que desde los 18 años ando en esto. Sin embargo, las redes sociales han sido esa plaza pública de este mundo global donde he podido vivir como nunca la Encarnación. Me había resistido mucho a entrar (entre los consagrados se alertaba mucho sólo de sus peligros) y entré a Twitter gracias al periodismo, otro de los grandes medios que he tenido para tocar a Dios en esta tierra.

Al principio fue sólo para poder ‘tuitear’ la JMJ. Pero justo a raíz de eso, en cuanto la gente se enteró de que era una religiosa la que escribía, empezaron a seguirme más. Descubrí que justo lo sorprendente para ellos era mi mezcla de religiosa y periodista. Bajo mi asombro, me daban las gracias por estar ahí (en TW), me pedían que hubiera más presencia de religiosos, y algunos me consultaban por MD problemas personales, debatíamos temas de religión, de Iglesia, y de política… Me contaban sus sufrimientos, me pedían oraciones por asuntos concretos y así me fui colando en la vida de muchos…

Estoy convencida de que si Jesús volviera hoy a este mundo, estaría en las redes sociales. Es cierto que a veces no es fácil compaginar esa presencia activa con las responsabilidades diarias. Nos falta tiempo. Yo doy clases en un centro universitario (CESAG) de Palma, además dirijo la revista de la Congregación, llevo el gabinete de comunicación del centro y colaboro (aunque cada vez menos) con El Mundo y algunas revistas religiosas. Pero justamente por esas responsabilidades me siento obligada a estar en las redes sociales. Es ahí donde están nuestros jóvenes, donde la gente se expresa y comenta como se hacía antes en las plazas y los bares, donde se viven las principales tensiones políticas y sociales, en definitiva, donde Cristo se encarna cada día. Sinceramente opino que me perdería una buena parte de la realidad más real si dejara ese mundo virtual. Yo doy, pero es mucho más lo que recibo.

“He escuchado el clamor de mi pueblo y conozco sus sufrimientos” (Ex. 3, 7). Creo que los religiosos tenemos la obligación de conectar con las necesidades del pueblo, de estar abiertos a su clamor para llevarles el consuelo y la esperanza. Muchas veces los que nos dedicamos a la educación vivimos como en una burbuja centrados en nuestra rutina, no sabemos cómo sienten, cómo piensan, cómo viven, esos que nos rodean. “¿A quién enviaré? ¿Quién irá de mi parte?” le dice Dios a Isaías. Es urgente que vivamos la Encarnación: Dios está también ahí en todo ese mundo virtual que es tan real como el de siempre.

Si San Pablo hubiese tenido todos los medios de comunicación que tenemos ahora, probablemente el mundo entero sería más cristiano. “Somos autores de nuestra biografía y nos pertenece para bien o para mal el copyright” (José Antonio Marina). No quisiera que en mi historia faltaran los verdaderos protagonistas para Dios. Tenemos que creernos que podemos hacer mejor este mundo. Los primeros community manager fueron los evangelistas. Lo aparentemente novedoso de una red social no es nuevo: la riqueza de la comunidad, de la sociedad. Pero hasta ahora otras organizaciones nos han ganado ya mucho terreno porque nos falta presencia. No nos sorprendan luego contravalores que casi no sabemos de dónde vienen. Hoy muchos se cuecen justo ahí.

“Dame un punto de apoyo y moveré la Tierra” dijo Arquímedes. Justo nosotros tenemos el mejor apoyo del mundo: Jesús y su Comunidad. Tenemos algo muy importante que transmitir. Y nos están esperando.

4 Comments
  • maryasun
    Posted at 20:05h, 27 marzo Responder

    TE FELICITO POR TODO.Pero mas bien por arriesgarte como lo estas haciendo.A medida que voy descubriendo tu vida y tu hacer-ENCARNACION–
    para eso tienes el mejor apoyo: Jesus y tu Comunidad. ¡que suerte¡
    No todos pueden decir lo mismo. Adelante . LOs jovenes te necesitan……

  • magdalena
    Posted at 22:52h, 23 marzo Responder

    «Dame un punto de apoyo y moveré la tierra» asi es Xiskya me gusto mucho tu testimonio te felicito! tenemos que seguir avanzando y creciendo con los jóvenes por y con estos medios virtuals para enseñarles El Camino, la Verdad y la Vida que es Jesús

    Bendicion desde Managua

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